La Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País celebró, en la tarde-noche del pasado jueves, el solemne acto de entrega del premio Vasco Ilustre en Madrid en su primera edición. Un evento en el que se reconoció la figura de don Luis de Lezama y que comenzó con un aurresku de honor frente al Teatro de la Zarzuela para dar lugar a un momento de gran emotividad en la interpretación de Agur Jaunak por parte del Orfeón de Euskal Etxea.

Ya en el interior de la casa de los vascos en Madrid, concretamente en el marco del salón de actos Pello Aramburu, inició el acto como anfitrión Román Zurutuza, presidente de Euskal Etxea, quien señaló que la de ayer era «una jornada de reconocimiento y fiesta pero también de íntimas emociones que -aseguró- quedará para siempre en la memoria y el corazón de la Bascongada «.A continuación, el profesor universitario e ideólogo del premio, Javier Aramendía, justificó la creación del mismo repasando las numerosas aportaciones de toda índole que el pueblo vasco ha realizado durante la historia de Madrid, señalando casos de especial relevancia en el ámbito de la arquitectura o las artes.

Fue Francisco Javier Olaciregui, delegado en Corte de la RSBAP, el responsable de una laudatio en la que significó que «don Luis de Lezama es un hombre de reflexión pero también de acción, de oración pero también de trabajo, que tiene la mirada puesta en Dios y, a la vez, no deja de mirar a los demás». 

En sus palabras de agradecimiento al recibir la distinción, nuestro presidente quiso recordar la figura de don José Madinabeitita, párroco de Amurrio y autor de El Libro de Amurrio. Una obra en la que aseguró haber descubierto que «el lugar en el que cada uno de hemos nacido es la referencia más íntima de nuestra propia naturaleza y supone un faro permanente en el que encontrarnos a nosotros mismos». A renglón seguido, advirtió que «nuestra identidad nos hace responsables del presente y el futuro de nuestros pueblos». Por eso, invitó a “promover espacios de diálogo y escucha activa”.

Como presidente del Grupo Lezama y de esta fundación, afirmó haberse guiado siempre por la máxima de «anteponer el cuidado y la promoción del capital humano por encima de cualquier otro capital«. «Asumo -dijo- la lógica prudencia por la que tratan de guiarse los economistas ante los grandes proyectos. Sin embargo, debemos traspasar la frontera del miedo y asumir la responsabilidad que tenemos de llevar a cabo una tarea de servicio e innovación».

Para concluir, refiriéndose a su labor pastoral, destacó que «el humanismo cristiano tiene hoy -más que nunca- mucho que aportar a la sociedad, siendo un tesoro preciado que hemos de poner en valor para dar sentido a cada proyecto«. Añadió que, «si en mi ser y hacer como sacerdote han tenido influencia figuras como el recordado y querido cardenal Tarancón o don José María Arizmendiarrieta, también la han tenido tantos sacerdotes anónimos que -con una vida de entrega- anteponen cada día el servicio a los demás a cualquier tentación de poder».

Ya en la clausura del homenaje, antes de la cena ofrecida en el restaurante Sagardi, tomaron la palabra la directora de la RSABP, Amelia Baldeón, quien afirmó que «el padre Lezama ejemplifica plenamente los valores de la Bascongada»; y el cardenal y arzobispo emérito de Madrid, don Carlos Osoro, quien -con palabras cargadas de emoción y refiriéndose a don Luis- aseguró «dar gracias a Dios por este sacerdote que ha puesto su vida y cualidades al servicio de la Iglesia y de los demás» y en el cual dijo haber encontrado «un hijo fiel y un amigo sincero».